jueves, 2 de junio de 2011

Un deseo de Midori

-¿Todos los chicos que hay aquí se masturban? -Midori alzó la vista hacia la residencia.
-Es probable.
-¿Lo hacen pensando en chicas?
-Supongo que sí -dije-. No creo que haya ningún hombre que se masturbe pensando en el mercado de valores, en la conjugación de los verbos o en el canal de Suez. Imagino que la mayoría lo hace pensando en mujeres.
-¿El canal de Suez?
-Por ejemplo.
-Es decir, que piensan en una chica determinada.
-¿Por qué no se lo preguntas a tu novio? -le espeté-. No entiendo a qué viene preguntarme todas estas cosas un domingo por la mañana.
-Es simple curiosidad -contestó Midori-. Además, él se enfadaría muchísimo. Dice que las mujeres no tenemos que preguntar estas cosas.
-Es una manera de pensar muy correcta.
-Pero yo quiero saberlo. ¿Tú, cuando te masturbas, piensas en una chica concreta?
-Yo, sí. Ahora bien, no tengo ni idea de lo que hacen los demás -me resigné a responder.
-¿Y has pensado alguna vez en mí? Dime la verdad. No me enfadaré.
-No, nunca, la verdad -le respondí honestamente.
-¿Y por qué no? ¿No me encuentras atractiva?
-No es eso. Eres atractiva, eres guapa, te gusta provocar.
-Entonces, ¿por qué no piensas en mí?
-En primer lugar, porque te veo como una amiga y no puedo involucrarte en mis fantasías sexuales. En segundo lugar ...
-Hay otra persona que está presente en tus pensamientos.
-La verdad es que sí -reconocí.
-Eres educado incluso en esto -comentó Midori-. Me gusta esta faceta tuya. Pero, aunque sea una vez, ¿me incluirás a mí en tus fantasías sexuales o en tus obsesiones? Me gustaría aparecer. Te lo pido como amiga. ¡Vamos! Esto a otro no se lo pediría. Esta noche, cuando te masturbes, piensa en mí. No puedo pedírselo a cualquiera. Pero tú eres un amigo. Y luego quiero que me cuentes cómo ha ido.
Lancé un suspiro.
-Pero nada de penetración, ¿eh? Somos amigos. Mientras no haya penetración, puedes hacer lo que quieras. Pensar lo que quieras.
-No sé, la verdad ... Nunca lo he hecho con tantas restricciones -dije.
Tokio Blues (Norwegian Wood) Haruki Murakami.

Promesas de Izumo, de Terazaki Kogyo, 1899

No hay comentarios:

Publicar un comentario